Los verdiblancos mantiene el invicto en casa gracias a un gran gol de Ruibal que frena a los blancos liderados por Bellingham
Con la intensidad por bandera, el Real Madrid tuvo que ponerse el mono de trabajo en la segunda mitad para rascar un punto lleno de sufrimiento. Un Madrid que sigue sin un nueve de referencia. Pero con su estrella, Jude Bellingham, brillando de nuevo con un gol asistido por Brahim, que desapareció tras la acción. Por su parte, Lunin dió la talla en un gran partido. Interviniendo en varias ocasiones y poniéndole, si cabe, las cosas más difíciles a Ancelotti sobre el debate en la portería. Además, todas las miradas estarían puestas en Isco que tendría en su cabeza la victoria para el Betis y, poco después, Joselu para los merengues.
Los nervios del inicio iban a ocasionar un arranque dinámico, con muchas llegadas por parte de los dos protagonistas. Y con los Ancelotti (Carletto y Davide) pidiendo calma a sus jugadores. Las combinaciones no llegaban y los blancos se desesperaban. Una primera parte que fue más un partido de tenis que de fútbol, con el esférico de un lado para otro del campo. Mucho ruido pero poca acción. Con Rodrygo incontenible, fue el único que se hizo notar merodeando por el área de Rui Silva. El brasileño, que reclamó un penalti, también provocó un gol posteriormente anulado a Brahim Díaz. Por su parte, el Real Betis tuvo su momento durante diez minutos pero sin terminar de explotar.
El Real Madrid despierta tras el descanso
El partido real comenzó en la segunda parte cuando el Betis bajó la guardia tras la salida del túnel de vestuarios. Una buena pared con Rodrygo hace que la joya blanca combine con Brahim para que este realice un pase magistral a la espalda de la zaga verdiblanca, encontrando el desmarque de Bellingham, que en su mano a mano con Rui Silva, define a la perfección para el adelantar al Madrid en el Benito Villamarín. Poco le duraría la felicidad a los blancos. Sería Aitor Ruibal el encargado de meter más leña al partido con un tremendo misil desde la frontal del área que terminaría quitando las telarañas de la portería de Lunin.
La revolución llegaba al Benito Villamarín pero Ancelotti decidió mover fichas antes de fuera a más. Por si había dudas sobre Ceballos, que entró al terreno de juego por Modric, que se fue pensativo, quedó claro que es persona ‘non-grata’ para los verdiblancos. También hubo tiempo, y hueco, para el joven Nico Paz que sigue cumpliendo para el técnico blanco. El tramo final fue, sin duda, el más agónico del encuentro. Con un Isco que apareció en el momento clave para estrellar el esférico al palo y parar, por segundos, el corazón de cualquier madridista. La contra estaría liderada por Rodrygo que intentó echarse el equipo a la espalda brindándole una ocasión de gol a Joselu que se marchó acariciando la cepa del poste.